sábado, 27 de marzo de 2010
Héctor Aponte Alequín / Primera Hora
Ya es un cliché hablar de que tal o cual artista ofreció un “concierto íntimo”. Haber recuperado el verdadero significado de esa descripción fue el logro de Draco la noche del sábado. Y no lo hizo en una sala pequeña, sino ante la multitud que llenó un poco más de tres cuartas partes de la versión amplia del Coliseo de Puerto Rico, en Hato Rey.
Sin esforzarse en expresiones faciales, sin ofrecer besos ni saludos, y sin una voz demasiado portentosa, al cantautor le bastó con su presencia, el afán por el lirismo de sus interpretaciones y una vigilancia constante de la excelencia musical de su show para invocar la euforia de los presentes. Su gente lo entendía, hablaba su lenguaje, respondía a sus bromas, a su informalidad, pues lo acompañaba en su “viaje” más que seguirlo o idolatrarlo.
El cantante incluso sacó, para sus archivos personales, una foto de sus seguidores alzando las manos. El único fallo de éstos para con él fue no pedir la típica “¡Otra!” en la antepenúltima interpretación y empezar a salir del Choliseo en bonches para fumar y beber afuera. Aun así, el solista cantó más de lo previsto.
A las 9:33 de la noche se escucharon los primeros acordes, seguidos de la aparición de un Draco adherido a su guitarra acústica y entregado a Obra de arte, el primero de 18 números que ejecutaría. La sosegada pose de Robi Rosa, su verdadero nombre, contrastaba con la animosidad del público, carente de timidez al gritar, cantar y aplaudir desde el comienzo, en una demostración de que el lugar común de “calentar los motores” tampoco es válido en este caso.
Tras Mis amigos y Noche fría, la intervención del cuatro de Christian Nieves en Más y más activó la clave de las palmadas y el meneo de caderas en Draco y la audiencia.
"Muchas gracias por estar aquí con nosotros, qué alegría”, expresó al finalizar Man Who Sold The World, para luego confesar que una de las piezas que “más lo llena y que más cerca está de la verdad” es Blanca mujer, uno de los clásicos más esperados, a juzgar por la ovación que provocó. En términos de coros entre los asistentes, sin embargo, Vagabundo superó a ese tema.
“Este concierto era para otra fecha, y yo nunca me acuerdo de nada. Por favor, alguien dígame cuáles son los acordes”, justificó la disonancia en esta última canción, un error que, no obstante, pasó inadvertido al opacarse en la generalización de las armonías.
Paraíso, Libre, te quiero libre y Aleluya elevaron los ánimos hasta un punto de ebullición que encontró escape en otro clásico, esta vez uno de su adolescencia: Cuándo pasará, y la sucesión de sentimientos implicados en El tiempo va, Penélope, Amantes hasta el fin, Amores de mi calle y Espejismo. La ñapa constaría de Reza por mí y Esto es vida, frase que pareció señalar en muchos rostros la actitud de los presentes, alegres a pesar de la crudeza de gran parte de estas letras y la melancolía de sus melodías.
Bien flanqueado
Cortinas moradas y tornasol jugaron con la iluminación en una escenografía sencilla que magnificó la maestría de los cómplices principales del intérprete: una banda acústica con secciones generosas de vientos, percusión caribeña y cuerdas fieles al estilo autóctono, y un grupo de coristas fañosos como los salseros. Uno que otro desperfecto de sonido se asomó al inicio y al final del evento.
Un apoyo secundario recayó en el Coro de Niños de Ponce y los visuales de la esposa de Draco, Ángela Alvarado, proyectados en una de tres pantallas gigantes presentes. Estas estampas universales y de la cultura puertorriqueña y neoyorquina sumaron imágenes al cargamento metafórico de las canciones, esta vez un poco más livianas que en otros conciertos del artista puertorriqueño.
El encuentro duró cerca de una hora y 45 minutos.
Repertorio
1. Obra de arte
2. Mis amigos
3. Noche fría
4. Más y más
5. Man Who Sold the World
6. Blanca mujer
7. Vagabundo
8. Paraíso
9. Libre, te quiero libre
10. Aleluya
11. Cuándo pasará
12. El tiempo va
13. Penélope
14. Amantes hasta el fin
15. Amores de mi calle
16. Espejismo
17. Reza por mí
18. Esto es vida
Fuente: www.primerahora.com
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